Diferencia entre argumentos deductivos e inductivos
El autor señala la diferencia entre los argumentos deductivos y los inductivos. Mientras que los primeros tienen una estructura lógica que permite garantizar que de premisas ciertas se desprenda una conclusión igualmente cierta y se mueven en el ámbito de la certeza, los segundos no tienen esa estructura que garantiza que si las premisas son verdaderas la conclusión siempre será verdadera y se mueven en el ámbito de la probabilidad. Por lo cual –señala el autor– la fuerza de estos últimos argumentos “depende del respaldo que las premisas le den a la conclusión”. Se cita a Perelman, para quien la distinción entre argumentos deductivos e inductivos consiste en la deducción necesaria de la conclusión a partir de las premisas en los primeros, contrario a la plausibilidad de la conclusión a partir de las premisas en los segundos.
Se señalan dos tipos de argumentos deductivos: (i) el modus ponens, que se estructura así: Si P, entonces Q; P; entonces Q y (ii) el modus tollens, cuya estructura es: Si P, entonces Q; Q es falso; entonces P es falso.
Se definen algunos conceptos, cuales son:
– Argumento: “es el conjunto de enunciados relacionados entre sí, de tal suerte que los unos, denominados premisas, sirven de fundamento a otros llamados conclusiones” (p. 22).
– Premisa: “es la razón que apoya la conclusión” (p. 22).
– Conclusión: “es la proposición a favor de la cual se dan razones o premisas” (p. 22).
– En la medida que los argumentos inductivos no tienen una estructura lógica que garantice que de premisas verdaderas siempre se obtendrá una conclusión verdadera, no es suficiente enunciar premisas y conclusiones, por el contrario es necesario analizar cómo se da el paso de las premisas a la conclusión. Aquí aparece el concepto de ‘garantías’ (Toulmin), que son los enunciados que permiten explicar el paso de los datos a la conclusión y cumplen la función de servir de puente entre la información factual y la conclusión. Por datos este autor entiende “los elementos justificatorios que alegamos como base de la afirmación realizada” (Toulmin, citado por el autor). El autor resalta la importancia de tomar conciencia de la existencia de las ‘garantías’ (ya que muchas veces no se expresan o explicitan) para evaluar la fuerza de los argumentos y establecer si los argumentos presentados por la contraparte son razonables o simples falacias.
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