lunes, 23 de octubre de 2017

SEMANA 36 DIVERSIDAD EN DEPORTES



El deporte cuenta con símbolos, mecanismos y un lenguaje de asociación autónomo y distintivo. Las diversas formas de práctica deportiva ocupan un papel importante en la producción y reproducción de las relaciones interpersonales, por ello resulta ser un elemento con potencial diferenciador y a la vez integrador (Bourdieu, 1993; Rodríguez, 2008).
El deporte posee una alta relevancia social, para Dunning (2003) no resulta necesario demostrar con investigación o estadística alguna este hecho. Afirma que sólo basta con observar: (a) la atención del medio social sobre éste fenómeno (b) los medios de comunicación, (c) el dinero público y privado que se invierte, (d) la publicidad, (e) la implicación y preocupación del Estado por dicha actividad, (f) la cantidad de individuos que son participes de actividades deportivas como espectadores o protagonistas. Además del alto grado socializador que la actividad posee, afirmando que ninguna otra actividad humana ha poseído tal centro de interés y participación.
Dunning y Elias (1986) manifiestan que la actividad deportiva es un vehículo que promueve los vínculos sociales directos y/o indirectos, los que pueden ser tanto inclusivos como exclusores, esto hace referencia esencialmente al papel protagónico que puede tener el deporte en la conformación de identidades, jerarquías, sentido de pertenencia a determinados grupos y la construcción del autoconcepto (por ejemplo: buen o mal deportista). El deporte es entonces una instancia social que supera la lógica de medir rendimientos o la confrontación de unos contra otros, posicionándose como un espacio de construcción de identidades gracias al valor social intersubjetivo que la población le entrega al deporte.

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